DESAFÍOS CONSTITUYENTES

Christian Viera Alvarez / Profesor de Derecho Constitucional

El 25 de octubre del año pasado, nuestro país inauguró un inédito proceso constituyente. Como lo han señalado Pablo Contreras y Domingo Lovera en un reciente libro, “la historia constitucional de Chile permite afirmar que las élites gobernantes han preferido la estabilidad sobre la democracia, el orden sobre la participación. Tanto la estabilidad como el orden se han alcanzado sobre la base de la activa intervención de los militares, cuyo clave rol político quedó definido desde el nacimiento de la república”. En efecto, todas las Constituciones chilenas han sido fruto de acuerdos elitistas acompañados de la fuerza. Hoy, y por vez primera en poco más de doscientos años, el proceso será diferente ya que la nueva Constitución puede ser fruto de la deliberación de ciudadanas y ciudadanos que tendrán por tarea elaborar una nueva Carta que responda a los desafíos actuales y los que vienen.
Asimismo, el proceso constitucional chileno está concitando el interés en muchos lugares del mundo. Por de pronto, ya que la génesis que no ha sido fruto de acuerdos cupulares, sino que consecuencia de una potente movilización social, además, por ciertas reglas que van a acompañar el proceso siendo la más original la paridad: es un caso exclusivo de lo cual hemos de estar orgullosas y orgullosos. Pero también porque, a pesar de la compleja crisis política y social que estamos atravesando, la respuesta institucional podría interpretarse como cesión de poder, lo que favorece y profundiza la democracia, que no queda atrapada en los estrechos marcos de su interpretación electoralista.
Agrego como relevante el acuerdo por los escaños reservados para pueblos originarios. Sin perjuicio que la idea de descontar los escaños reservados de los 155 integrantes de la Convención no es una buena idea ya que resiente la representatividad, es cierto que esta decisión viene a reparar una deuda histórica con los pueblos originarios lo que es manifestación del carácter plurinacional de nuestro país.
¿Qué pasa con los independientes? He sostenido que la Convención debe contar con un abultado número de independientes y la inscripción de innumerables candidaturas independientes da cuenta de la apertura de las diferentes coaliciones políticas a la representación de no militantes de partidos. Con todo, cuando pienso en independientes no lo hago como una santificación de la ausencia de filiación. Sería un error pensar que el independiente está inmune a las ideas políticas. Esperaría que los independientes fueran reconocidos por su militancia social, por su compromiso con causas, pero que cuenten con una trayectoria que demuestre ese compromiso. Por lo mismo, se abre una amenaza para el proceso: por el funcionamiento del sistema electoral, será del todo ineficiente para los proyectos transformadores que los y las independientes que van en numerosas listas producirá la dispersión de votos castigando la falta de unidad programática. Queda poco tiempo, pero es suficiente asumir una estrategia con la finalidad de obtener una mayoría transformadora en la Convención.
Finalmente, la Constitución no puede ser obra sólo de la Convención. La disputa constitucional es fruto la movilización social, por tanto, la discusión debe ser pública y “de cara” a la ciudadanía. Por esta razón, dos cuestiones son absolutamente necesarias: i. El proceso en la Convención debe ser fiel al mandato de publicidad y transparencia. Los debates de sala y comisión deben ser abiertos, los ciudadanos tenemos no sólo el derecho sino que se impone el deber de conocer las votaciones, porque los convencionales son representantes de un programa que deben honrar; ii. Deben establecerse metodologías para que la Convención escuche e incorpore el diálogo constitucional de los territorios. Hay experiencias comparadas que se pueden revisar pero también el método usado en los Encuentros Locales Autoconvocados puede ser tenido a la vista.
Lo que nos jugamos en 2021 y 2022 es muy importante y es de esperar que los constituyentes y partidos políticos estén a la altura de tamaño desafío